miércoles, 27 de mayo de 2015

La seductora

Hace muchos años atrás en la habitación de una fémina que nunca pude querer de la manera en que ella deseaba que la quisiera, me encontré con la mujer que supe amar platónicamente, y que creo siempre será un idilio.
Me llevo de las narices ni bien tuve noción de su autenticidad y al comprobar que teníamos algunas coincidencias, siendo ella una mujer maravillosa en todos los aspectos, debo admitir, coincidir en algo me hizo sentir un poquito maravillosa también, aunque claro, quizá la mayoría de las lesbianas compartamos las mismas.
Si quisiera enumerar las razones por las cuales el impacto de conocerla me llevo a buscar infructuosamente una mujer similar, una vez terminada la lista, la borraría y volvería a empezar mil veces, porque es una fantasía, y como todas ellas se acerca tanto a la “perfección” que puedo concebir, que nunca podría redondear  la idea.
Muchos años después, cuando mi ser en búsqueda se había calmado y sentía la plenitud de estar en los brazos amados, me volví a cruzar con ella, esta vez la dama que me estaba haciendo feliz me estaba regalando la posibilidad de seguir mi idilio.
La señora de mis fantasías se llama Natalie, y la conocí en las exquisitas páginas del “Retrato de una seductora” de Jean Chalón, de una prosa delicadamente delineada por las epístolas y poemas de la misma Natalie y sus pulquérrimas conquistas, es un placer documentado.
Encomiendo su lectura sobre cualquier otra, no es fácil de conseguir, pero tampoco imposible, les aseguro que si al finalizar el libro no están enamoradas de ella, van a admirarla, además es un excelente guía para conocer de las obras de las intelectuales de la época.

 

 

viernes, 22 de mayo de 2015

De-Mente

Algunos científicos sostienen qué nuestra mente funciona por  default,  es decir, que se  mantiene errante cuando no la mantenemos ocupada en una tarea específica. Cosificarlo y asimilarlo me asusta, sobre todo porque generalmente pienso de manera caótica, más bien cuando realizo tareas que automatice por el hábito.
Decir que nuestra mente vaga libremente no equivale además a llenar nuestra cabeza de pensamientos felices, fantasías agradables o deseables, sino que la mayoría de las veces se dirige a reflexionar sobre los problemas que tenemos, o lo que es peor, hacía dilemas; es decir, tenemos los humanos una tendencia negativa, en detrimento de aquella habilidad adquirida para la resolución de problemas que de no domarla eficientemente dispara pal carajo! Aunque realmente no opera el mismo sector del cerebro en el divague que en el acto racional de “resolver”.
Entonces, funcionó por defecto la mayor parte de mis días, estoy en problemas, cuestión que termina padeciendo mi bella compañía.

miércoles, 13 de mayo de 2015

Minita pedestre


Como cualquier humanita tengo días de absoluta visceralidad, de pelotudez, me apoyo  en argumentos, razones que si las reviso seguro no me cierran del todo, pero no ostento virtudes divinas, así que me permito la boludez.

Siendo condescendiente diría que estoy molesta, enojada, de mal humor ¿porque?  Bueno…resulta que hoy en la oficina están todos festejando el cumpleaños de una mina que se siente superior al resto, que no  saluda, no se  integra, sólo habla con jefes, exhibe sus múltiples viajes por estudio en el exterior, refriega tontamente sus logros académicos, a pesar de todo lo expuesto en su oficina hay una larga fila de obsecuentes cantando a gritos, deseándole lo mejor, riendo a carcajadas.

 El enojo, MI enojo, no es propiamente dicho por la reacción de los otros, sino porque no entiendo la relación, el orden causal entre la percepción que tengo de la mina y la reacción de los otros, no sé si me explico.

Razón por la cual me instalo con cara de orto a observarlos, juzgándolos, acusándolos con un quite de saludo momentáneo por tal insensato comportamiento. Recibo a cambio enojos, caras de peor orto, desazón, ojos grandes con cejas levantadas, y me preguntó ¿me están jodiendo, se están jodiendo a sí mismos, o la pelotuda soy yo? No existe razón alguna, ni ley, ni norma que nos obligue a ser lisa y llanamente empujados a un acto de tamaña falta de criterio, o sea, la mina no merece la molestia que se están tomando.

Siendo realista, objetiva y sensata diría que estoy celosa, pero…soy humanita, no voy a decir más pelotudeces hoy.